Reiki es una terapia que está tomando hoy en día mucho auge aunque algunas
personas se pueden preguntar si es lo que se llama una cura de gracia. Por cura
de gracia se entiende una curación recibida de una persona especial pero ¿es así
en Reiki?
Hace algún tiempo que me dedico a la enseñanza del sistema Reiki de sanación con
las manos. Corría el año 1997 cuando empujada por un tremendo impulso de
supervivencia descubrí este camino "iniciático", no sin cierta sorpresa y
escepticismo. Yo era por aquel entonces el producto de un país a caballo entre
las canciones de Víctor Manuel y los manuales de cómo ser una buena esposa.
Había en mí una cierta añoranza de lo intemporal no delimitado por la mente
racional, un acusado sentido de impermanencia en lo común y un atisbo de
esperanza hacia la certeza de que tras aquella confusión se hallaba un ser
humano bendito y lleno de luz.
La cura de gracia
En una ocasión en la que participaba en un encuentro de yoga fuera de mi ciudad,
una señora mayor que venía con nosotros experimentó súbitamente un fuerte dolor
de estómago. Estábamos a punto de empezar la clase de la tarde. Yo, estirada en
mi tatami detrás de ella la oí quejarse. Me acerqué y le pedí que me dejara
poner las manos sobre su "dolor". No pasaron ni cinco minutos cuando, para su
sorpresa y la mía, el malestar había desaparecido. El encuentro terminó y
volvimos a casa.
Dos o tres días después la encontré por la calle y muy sonriente me preguntó si
yo "curaba de gracia". La verdad es que al oírla quedé muy confundida y no supe
que responder. Por fin reaccioné y le dije que no. ¡No, no, que va... yo no curo
de gracia, solo hago Reiki! Pero ella, resuelta a convencerme insistió en
pedirme una cura de gracia general. Entonces me puse a la defensiva y le dije
que lo que yo hacía no era magia porque Reiki era una terapia muy seria y bla,
bla, bla, bla. Me enrollé como una persiana hasta que la señora, pensando
seguramente que se había equivocado conmigo, me dejó por imposible y se fue.
Ahora sé que la única equivocada era yo. En cierto sentido mi respuesta a si
curaba de gracia fue la lógica para el momento vital en el que me encontraba. Mi
vida pasaba por una fase bastante estructurada, donde todas las preguntas debían
tener su respuesta, sin embargo, lejos de olvidarla, esa primera anécdota tan
"graciosa" revoloteó sin cesar por mi cabeza hasta que por fin y casi sin darme
cuanta se convirtió en mi despertador espiritual.
Me pregunté muchas veces que me había impulsado a aprender Reiki, de donde
partía mi interés. La verdad, entonces no lo podía saber aunque ahora comprendo
que llegó a mi vida justo en el momento que más lo necesitada, y como suele
suceder, "por casualidad" el Universo me envió un regalo, en forma de libro, de
la mano de mi hija mayor, mi gran maestra.
Así empezó todo
Y así empezó mi interés por el Reiki. Suavemente se instaló en mí el oculto
deseo de avanzar, hasta que un día tuve la oportunidad y me inicié en el primer
Nivel. Ahora sé que la casualidad no existe, que no tuvo nada que ver y que las
cosas solo suceden y se materializan en la vida cuando ya existen en nuestro
interior.
El tiempo solo las muestra y en ese punto del camino la ley del karma, siempre
atenta y vigilante, nos obliga a elegir. Para mí, la primera Iniciación de Reiki
fue muy emocionante pero no pasó de ahí. Puede decirse que no descubrí nada
sobre la cura de gracia, ni el despertar, ni se despejaron mis dudas sobre el
futuro, ni nada de nada. Todo siguió en el mismo sitio por algún tiempo más. Los
mismos pensamientos, los mismos impulsos y las mismas respuestas. Creo que solo
aprendí (de forma enigmática) a sanar con las manos.
Pero entonces yo no sabía que lo mejor para mí estaba aún por llegar. Y llegó un
año después en forma de iniciación al segundo Nivel de Reiki. La sanación
espiritual me provocó una revolución de tal magnitud, que mi mundo,
definitivamente cambió por completo, y casi de forma traumática aprendí que el
primer objetivo de la sanación es la apertura personal y el segundo que el
camino del Reiki es de auto-descubrimiento en el que además, si quieres, tienes
el privilegio de ser "el piloto automático" de la sanación de los demás. La
primera fase estaba completada. Tenía claro lo fundamental, que no se puede
sanar a nadie sin entretenerse antes a recolocar las piezas del propio puzzle.
Gracia y polvo de estrellas
De una manera o de otra, la energía Reiki se muestra diferente en cada alma que
visita pero su mensaje claro intenta, más allá de las manos del transmisor,
"tocarnos" a cada uno con una caricia diferente. Su esencia es tan antigua como
el Universo o puede que su energía sea el Universo mismo y su mensaje parece
decirte: "Conócete a ti mismo, porque siendo tu una parte del todo podrás así
comprender la totalidad completa".
Y por último llegamos a la espinosa cuestión que tanto me hizo pensar, "la
gracia". ¿Qué es la gracia?, ¿Qué me pedía aquella señora?, ¿Qué le
transmitieron mis manos? Seguramente la gracia. La gracia la hizo viajar a
muchos kilómetros de aquella sala de yoga y seguramente sintió en lo más
profundo muchas más cosas que yo. Era sin duda una anciana sabia, aunque su
sabiduría fuese de las que van de boca en boca y tienen un inicio incierto
difícil de ubicar. Me ganaba en edad y en sensibilidad y por eso guardaba en su
memoria corporal mucha más información que yo. Tal vez, la misma que estos
tiempos acorta la distancia entre la ciencia y la mística que haciendo frente
común les hace afirmar que en realidad somos "polvo de estrellas" y que estamos
hechos del mismo material. Y si es así, no os quepa la menor duda de que estamos
llenos de gracia.
Autor: Lola Sánchez
Terapeuta Natural Energética. Maestra Reiki y Profesional Acreditada de EMF
Balancing Technique.
Ejerce en la provincia de Soria
Articulista de Enbuenasmanos
www.lolaenlaluz.blogspot.com
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