El tarot nos presenta la posibilidad de recorrerlo como si fuese un camino, una historia, nuestra historia. Y como toda historia nos propone una secuencia narrativa, algo así como una introducción, un nudo y un desenlace.

Los Arcanos Mayores o triunfos, nos permiten leerlos como si fueran un recorrido, y podemos transitarlos, entonces, como la secuencia denominada: camino del Héroe. Los Arcanos Menores nos muestran aspectos más cotidianos en relación a las sucesiones por la que pasamos cuando recorremos los Arcanos Mayores.

La secuencia común de la aventura mitológica del héroe es la magnificación de la formula representada en los ritos de la iniciación: separación-iniciación-retorno, señala Campbell (1949). Entonces, el tarot nos permite vernos como Héroes.

Sí, como el Héroe de nuestra historia. Este mazo de naipes, nos invita a que leamos nuestro mito o historia personal desde el mundo de todos los días hacia una región de prodigios sobrenaturales, posibilitándonos enfrentarnos con fuerzas fabulosas, y hasta ganar una victoria decisiva, la victoria que representa nuestro autoconocimiento, dándonos la posibilidad de compartir dicho proceso con aquellos que nos rodean.

Entonces, la idea de pensarnos como Héroes de nuestra historia se basa en la posibilidad de entendernos como protagonistas, de la misma, con todo lo que este rol implica.

Cada esquema visual de tarot o tirada nos instiga a leer algo así como un párrafo de nuestra historia. Nos proporciona información sobre aquello que nos inquieta, ¡y eso es extraordinario!

Transversalmente mediante dicho esquema podemos contemplar, como explica Mary Greer, cuestiones que implican el clima o contexto que impera, en la situación por la que estamos consultado, a través de los ases, quiénes están implicados además de nosotros con la aparición de las figuras, sobre qué hecho debemos prestar atención mediante los Arcanos Menores, y sobre todo el por qué de aquello que nos inquieta, que estaría expresado por la aparición de los Arcanos Mayores.

También podemos encontrarnos con las láminas a través de diferentes matices, que van desde una lectura netamente analítica a otra lectura en su totalidad perceptiva, es decir puramente sensitiva.

Los arcanos nos permiten exteriorizar cuestiones que en ocasiones no habíamos podido dejar aflorar hasta ese momento, pero lo mejor que nos propone el mazo, en cuestión, es que no nos deja con esos datos en soledad, sino que también nos permite encontrar mediante su lectura una guía, una palabra, una forma que nos sirva de tutor sobre aquellas cuestiones que nos afligen y/o preocupan.

Nos permite reflexionar. Nos hace sentirnos más seguros sobre la visión que podemos tener sobre una situación en especial. Es esto tan estupendo que tiene este mazo, nos permite leer toda nuestra historia, no solo aquello que queramos leer, brindándonos la posibilidad de encontrarnos con nuestro relato, y nos otorga la oportunidad de generar nuevas secuencias para seguir adelante.

En fin, lo que hacemos al encontrarnos con un mazo de tarot es buscar un sentido, algo que en ese momento nos sirva para desenmarañar los esquemas que parecen inamovibles, a los cuales creemos estamos adheridos y sin salida.

Pues bien, siempre estamos a tiempo de cambiar aquello que nos perjudica, y una buena entrada sería comenzar por apropiarnos de las oraciones que conforman nuestra historia, nuestro mito y hacernos cargo de nuestro rol como Héroes de la misma. Te invito a que te encuentres con un mazo de tarot y lo compruebes por vos mismo.

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