Practicamente todos habremos oído hablar de la doctrina reencarnacionista. Esta doctrina sostiene la idea de que el alma, donde radica la esencia de cada uno, posee la facultad, cuando muere el cuerpo, de reencarnar un nuevo cuerpo humano, a fin de proseguir su evolución, esto es, tomar carne de nuevo, volviendo a nacer cuantas veces sea preciso para llegar a su meta.
Los filósofos de la antigua Grecia contemplaban la posibilidad de reencarnar no solo en cuerpos humanos, sino tambien en cuerpos de animales o plantas. A esta particular concepción de la reencarnación, que no coincide con la idea comunmente aceptada por los ocultistas, se le denomina metempsicosis.
La idea de reencarnación esta vinculada con el concepto que se tiene acerca del cual es la misión del hombre en la vida. Según los ocultistas, el ser humano se halla en nuestro mundo con la misión de aprender y evolucionar, de desarrrollarse internamente para obtener así su transmutación y trascender la esencia humana para ascender hasta refundirse con la esencia divina.
Esta misión resulta cubierta por muy pocos a lo largo de una sola vida, pues es algo muy dificil de realizar en tan poco tiempo. Se considera por ello que seran precisas mas de una vida para abarcar todas las experiencias que precisamos.
Por otro lado, resulta muy claro para los ocultistas, que el cuerpo físico no es más que un vehículo, una cáscara formada de materia con la que nos revestimos en el momento de nacer y que abandonamos en la muerte, cuando tal vehículo deja de funcionar, devolviendo a la materia lo que le pertenece.
La comprensión de este concepto, nos permite comprender igualmente que nuestra esencia no se halla en el cuerpo físico y que, por tanto, pueda separarse de éste para seguir evolucionando.
La polémica acerca de si la reencarnación existe o no, sigue planteándose y la incógnita no puede ser resuelta de modo científico. Se ha podido constatar la existencia de casos en los que algunas personas han podido recordar, con todo detalle, vidas de otras personas desconocidas para ellas y han sido incluso capaces de recordar lugares y personas vinculadas a la vida recordada con perfecta nitidez, con un despliegue de emociones tal y como si esa vida hubiera sido plenamente vivida por ellos y con un cúmulo de detalles que, posteriormente, se han podido comprobar.
Sin embargo, tal constatación no es suficiente prueba de la autenticidad de la reencarnación, puesto que existe otra posible explicación que debemos a la parapsicología.
La parapsicología habla de clarividencia viajera, facultad por medio de la cual un sensitivo podría captar mentalmente datos referentes a la vida de una persona e integrarlos a sus propios recuerdos.
Tan solo es posible confirmar la realidad de la reencarnación por medio de técnicas y estudios ocultistas y los seguidores de estos estudios saben que la reencarnación es algo real.
Este es un concepto muy vinculado con EL KARMA o Deuda Kármica, que expresa la carga de actos y errores cometidos que arrastra cada individuo. El Karma es como un lastre que pesa sobre cada persona, en el que se unen todos nuestros actos, pensamientos e impulsos negativos que deben ser expiados para poder continuar con el proceso evolutivo.
El dolor es una de las formas en que recibimos lecciones que nos anuncian el error de alguna actitud adoptada. Pues bien, el dolor es, ademas, una forma de pagar las deudas kármicas que contraemos, sea en esta o en anteriores vidas, debido a nuestras actitudes hacia los demas.
Todo el mal que hacemos repercute en contra nuestra e incrementa nuestra deuda kármica. Por otro lado, todo el bien que hacemos y todo gesto de entrega y sacrificio en favor de los demas, ayuda a disminuir esta deuda kármica acumulada, que se paga en forma de sufrimiento y de experiencias desagradables, pues al fin no es sino la acumulación de lecciones no aprendidas.
Hay personas que han pasado por la experiencia de estar clinicamente muertas y que pudieron en el último instante ser recuperadas. Todas estas personas relataron experiencias notablemente similares, lo cual podría ser un dato mas en favor de la idea de que el alma sobrevive a la muerte.
Todas las personas hablan de una primera fase en la que se produce lo que conocemos por “proyección astral”, en la que la persona se ve proyectada fuera del cuerpo y desde otro lugar en la habitación, en numerosas ocasiones flotando a la altura del techo, puede ver su propio cuerpo acostado en la cama y a los doctores luchando por salvarle la vida.
Algunos llegan incluso a escuchar las conversaciones entre ellos e incluso perciben las que se desarrollan fuera del quirófano, entre los familiares y todo esto puede observarlo de un modo casi indiferente. El dolor ha sido sustituido por una agradable sensación de ingravidez y falta de tacto.
Posteriormente hablan de algo parecido a un tubo o tunel por el que atraviesan hasta llegar a otro “lugar”. Durante este proceso han pasado por la experiencia de “ver pasar toda su vida ante sus ojos” en un instante, pero al revés, es decir, desde el evento sucedido mas recientemente, hasta el mas antiguo.
Los que han llegado mas allá hablan de un ser luminoso que cada cual identifica de un modo distinto, relacionándolo algunos con el Dios de su religión. Todos los resucitados clinicamente parecen coincidir en haber perdido interiormente el miedo al misterio de la muerte.
Escrito por Elisa de la Torre
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